con su dorada luz en las paredes,
pinceladas que persiguen mi figura,
no quiero que sus rayos me condenen.
Me guardo en la sombra y te presiento
y acudes presuroso a mis adentros,
alimentando mi loca fantasía.
Y en ese imaginario encuentro,
me encuentro a resguardo de la vida.
Descansas y sonríes al mirarnos,
como claro espejismo de mi cruel melancolía.
Mas, yo siento que me tomas de la mano
y adivino lo que tu corazón siente.
Sincronía perfecta.. tus latidos y los míos...
Y la magia
se apodera de mi mente.
Anudándome con lazos invisibles
me arrebatas en un soplo la energía,
depositándola luego en mis rincones,
devolviéndome a mi centro..
Sanando una a una mis heridas.
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